Anton (Mikael Persbrandt), es un médico sueco que trabaja en un campo de refugiados del África negra. Su acción sanitaria en un idealizado entorno desértico pondrá a prueba sus convicciones cuando en el lugar brota una violencia sádica e irracional, impuesta por un caudillo, Big man, que tiene aterrorizada a toda la población con su salvaje divertimento: abrir los vientres de mujeres embarazadas. Su vida personal y familiar en Dinamarca, totalmente descoyuntada por el proceso de separación con su mujer, abre un segundo arco narrativo. Aquí el protagonista será su hijo, Elias (Markus Rygaard), un niño víctima de bullying. Su contacto con Christian (un intenso William Jøhnk Nielsen), que llega a Dinamarca desde Londres tras el fallecimiento de su madre, establece la segunda línea de reflexión en torno a la violencia, pero en este caso en una, presuntamente, sociedad más avanzada.