Sacrificio: una delicada pieza de resistencia

“Dígales que no ha sido un suicidio. No fue un suicidio”, fueron las primeras palabras que dijo el estudiante checo Jan Palach, el 16 de enero de 1969, tras quemarse a lo bonzo en la emblemática Plaza de San Wenceslao, en Praga. Así comienza Sacrificio, una apasionante miniserie que pone en relevancia las consecuencias de la drástica medida de protesta de Palach frente a la opresión soviética que sufría su país por esos días. A continuación te dejamos las claves históricas que recorre esta miniserie que transmitirá Europa Europa este mes.

No fue sencillo el derrotero sociopolítico que resultó en la actual República Checa, la cual nació tras independizarse mutuamente de Eslovaquia, el 1 de enero de 1993. Previo a eso, desde 1960 hasta 1990, fue la República Socialista Checoslovaca, un Estado satélite de la Unión Soviética bajo el dominio comunista, del cual intentó liberarse en lo que se llamó la Primavera de Praga.

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En 1968, Alexander Dubcek, líder del Partido Comunista de Checoslovaquia, comenzó a promover una serie de reformas de espíritu democrático que buscaban ampliar la libertad de expresión, permitir el derecho a huelga y la legalización de sindicatos y partidos políticos que no figuraban entre los permitidos por Moscú. Todo en un contexto de descentralización cuyo objetivo era acercarse a la democratización. Este proceso de liberación enfureció al gobierno soviético de Leonid Brézhnev, quien temía el efecto que podría causar este socialismo humanizado sobre el resto de los países del bloque comunista, en un momento en que el control que se ejercía desde Moscú empezaba a debilitarse.

El resultado no podía haber sido peor: en agosto de 1968, la Unión Soviética invadió Checoslovaquia, movilizando más de 600.000 soldados del Pacto de Varsovia, deteniendo a Dubcek y obligándolo a arrepentirse de su proyecto reformista. El pueblo no tardó en tomar las calles en señal de protesta, y así comenzó una serie de enfrentamientos con el terrible resultado de 72 muertos y más de 700 heridos.

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Unos meses después, Jan Palach se dirigió a la Plaza de San Wenceslao con dos baldes de gasolina, para ofrecerse en sacrificio, buscando ser vocero de una generación a la que le habían robado el futuro. Cuatro días después de inmolarse, Palach falleció en un hospital debido a sus quemaduras, sin saber que había logrado su objetivo: su acto de resistencia suicida se convirtió en un símbolo de la resistencia frente al control soviético, y él se transformó en un héroe cuya figura aún hoy es celebrada.

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Unos meses antes, el contador polaco Ryszard Siwiec también se había prendido fuego en señal de protesta, en Varsovia, pero su sacrificio fue ocultado por las autoridades. El régimen intentó hacer lo mismo con el caso de Palach, quien había dejado una nota en la que se autodenominaba la Antorcha Número Uno, diciendo que era parte de una agrupación que prometía varios suicidios más en señal de protesta. Este trasfondo es el que indaga Sacrificio, la épica miniserie que regresa triunfalmente a Europa Europa.

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A lo largo de tres episodios, con un delicado trabajo de reconstrucción de época, basándose en hechos y personas reales, Sacrificio sigue los pasos de la joven abogada Dagmar Burešová y su activista batalla legal en la que apoya a la familia de Palach, enfrentados a la temible máquina de propaganda comunista. Ese afán por limpiar su nombre y resaltar los motivos de Palach resulta ser la propuesta de la miniserie, que enaltece la búsqueda de la libertad, la justicia y el coraje frente a la opresión, con un asfixiante trasfondo de intriga política. 
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Dirigida por la reconocida directora polaca Agnieszka Holland, la misma de films esenciales como Olivier, Olivier, El jardín secreto, En la oscuridad, Complot contra la libertad y Europa Europa (efectivamente, la película que inspiró el nombre de nuestra señal), Sacrificio es una de las primeras series producidas por HBO Europa, con un nivel superlativo. 

Durante esos años, Holland estudiaba cine en Praga y estuvo involucrada personalmente en las protestas del pueblo. Desde su perspectiva, dirigir la miniserie era una forma de darles la oportunidad a los jóvenes checos de mirar hacia atrás y desentrañar sus propias identidades, a partir del incidente de Palach y la manera en que redefinió la identidad de toda una nación. Su búsqueda como realizadora fue la de ofrecer “un retrato fiel de la sociedad post-estalinista detrás de la Cortina de Hierro”. 

“Yo rondaba los veinte años –dijo en una entrevista–. Fue la primera experiencia importante de mi vida, desde lo político y lo histórico. Fue algo que me formó de algún modo para el futuro. Mi visión sobre la sociedad y la gente fue delineada por esta experiencia. De alguna manera, fue un regalo increíble poder volver a esta historia”.

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Ahora tú puedes presenciar una imperdible y delicada pieza de resistencia que rescata y pone en relevancia hechos esenciales del siglo XX, que delinean la necesidad de entender el pasado para construir el futuro.

📺Sacrificio. Lunes a las 🇦🇷 22 h 🇨🇱🇻🇪 9 p.m. 🇲🇽🇨🇴 8 p.m.




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