Cuando se estaba acercando el estreno de Blancanieves, el blog sobre cine y series Espinof se preguntaba: “¿Hay alguien a quien, al menos sobre el papel, le parezca una buena idea hacer una película española muda y en blanco y negro? A priori es un suicidio artístico”.
El blanco y negro y el cine mudo acapararon la atención planetaria con la multioscarizada El artista y, en efecto, no parecía una buena idea colarse en esa estela. Sin embargo, la misma nota respondía, entre muchos otros elogios: “Nada falla en Blancanieves: es una grandísima película y una muy estimulante reinvención del cuento tradicional. Un pequeño milagro en blanco y negro”.
La película fue un éxito absoluto de taquilla, arrasó en el Festival de San Sebastián y en los Premios Goya, y fue postulada por España para que la represente en los Oscar, solo que finalmente no fue nominada.
Es que la historia a veces es cruel y el destino, un bromista: El artista se llevó el lugar que merecía Blancanieves. Pero la reparación histórica es una gran excusa para ver el bello y oscuro film del director Pablo Berger, en el que brilla esa grandísima actriz que es Maribel Verdú (Y tu mamá también, El laberinto del fauno).
Musical, homenaje al cine y a la literatura, melodrama y sobre todo una gran experiencia para los sentidos, Blancanieves es una película única. Y, con apenas una frase, su director es capaz de justificar todas las decisiones que tomó, que parecían un “suicidio artístico” y resultaron todo lo contrario: una película maravillosa. “Nunca he sido aficionado a los toros –confiesa Berger–, pero poco a poco fui encajando las ideas: Blancanieves debía ser en blanco y negro y muda; si la hacía así, tenía que transcurrir en los años veinte, la época gloriosa del cine mudo; y, si era en España, el auténtico mundo de la realeza era el de los toros. Y todo eso me llevó al flamenco”.
🎬 Blancanieves. Estreno el viernes 24 a las 🇦🇷 22 h 🇨🇱🇻🇪 9 p.m. 🇨🇴🇲🇽 8 p.m.