En el día de su cumpleaños, el comisario se enfrenta a un desaprensivo automovilista, Giovanni Strangio, que resultará ser el hijo díscolo del presidente de la Provincia de Montelusa, Michael Strangio. Montalbano entiende que pueden enfrentarse a serios problemas, sobre todo cuando el mismo Strangio, se presenta ante el comisario para reportar el hallazgo del cadáver de su novia, Mariangela Carlesimo. Al mismo tiempo, en uno de los más grandes supermercados de Vigata, se descubre un robo que, sin embargo, muestra inconsistencias extrañas. Montalbano, subestimando el caso, se lo confía su adjunto Augello. Pero esta tienda pertenece a familias muy influyentes de la ciudad y el gerente, Guido Nicotra, se ve implicado en la denuncia. Montalbano empieza a sufrir la presión desde arriba cuando los políticos implicados en los dos casos comienzan a ser molestados por su actitud y sus investigaciones. Se verá, por lo tanto, obligado a forzar un poco la mano para resolver ambos casos, actuando de una forma algo inusual…