No basta una vida

“En este film tenemos un grupo de amigos que hacen gala de una vida casi perfecta. Son felices, se divierten, disfrutan de la amistad en una cena en casa de Lorenzo y su novio Davide, quienes parecen la pareja más afortunada por el mero hecho de tenerse el uno al otro. Sin embargo, un hecho inesperado hace que el mundo que todos comparten se vea sacudido y aunque esto les une mucho más, no pueden evitar que sus debilidades afloren. Hay un momento en el que Lorenzo observa con atención a sus amigos. Los observa, sabe que son su mundo, pero necesita alejarse de ellos para verlo con cierta distancia. Para verse a sí mismo proyectado en ellos a través de sus ojos. Es una situación breve y una señal inequívoca del ADN del cine de Özpetek. También lo es mostrar los restos de la cena, los platos sucios sobre la mesa horas después. Como si fuera una naturaleza muerta ya consumida. En la vida, al fin y al cabo, buscamos esto: risas, diversión, amor, relaciones, pero después llega un final y sólo quedan los restos. Y aquí es donde el director turco pone el foco. Es el dedo en la llaga. En varias de sus películas, de alguna u otra forma, nos advierte: cada uno es responsable de su vida, de su felicidad. No esperes a envejecer para lamentar de lo que no has hecho, de lo que no has vivido” …

La apacible vida de un grupo de amigos se verá interrumpida cuando la muerte irrumpa inesperadamente en sus vidas.